martes, 15 de marzo de 2011

segunda guerra mundial


La Segunda Guerra Mundial ha sido, hasta el momento, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945. Fuerzas armadas de más de setenta países participaron en combates aéreos, navales y terrestres. Por efecto de la guerra murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas), en su mayor parte civiles. Como conflicto mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 (si bien algunos historiadores argumentan que en su frente asiático se declaró el 7 de julio de 1937) para acabar oficialmente el 2 de septiembre de 1945.

inicio de la guerra en asia
La Segunda Guerra Sino-japonesa comenzó en 1937, cuando Japón atacó en profundidad a China desde su plataforma en Manchuria. El 7 de julio de 1937, Japón, después de haber ocupado Manchuria desde 1931, lanzó otro ataque contra China cerca de Pekín, la capital del norte. Los japoneses terminaron de ocupar el norte rápidamente, pero fueron detenidos finalmente en la Batalla de Shanghái. Después de combatir alrededor de la ciudad por más de tres meses, Shanghái finalmente cayó ante los japoneses en noviembre de 1937, y la capital del sur, Nankín, cayó poco después. Como resultado, el Gobierno nacionalista chino trasladó su sede a Chongqing durante el resto de la guerra. Las fuerzas japonesas cometieron brutales atrocidades contra los civiles y los prisioneros de guerra en la Masacre de Nankín, matando unos 300.000 civiles en un mes. Ni Japón ni China declararon oficialmente la guerra por razones similares: Japón deseaba evitar la intervención de potencias extranjeras, sobre todo el Reino Unido y los Estados Unidos, que era su primer proveedor de acero y hubiera debido imponer un embargo en virtud de las Leyes de Neutralidad vigentes en dicho país; mientras que China temía que la declaración le granjeara la enemistad de las potencias occidentales en la zona.
Debido a que la guerra en China se prolongaba más de lo planeado, los oficiales nacionalistas del Ejército Guandong reanudaron la lucha por el control de Mongolia y Siberia con Rusia. En la primavera de 1939, fuerzas soviéticas y japonesas chocaron en la frontera de Mongolia. El 8 de mayo, 700 jinetes mongoles cruzaron el río Khalka, río que los japoneses consideraban como la frontera de Manchukuo, pero los gobiernos soviético y mongol consideraban que la frontera se encontraba 35 kilómetros más al este. Las fuerzas mongolas y manchúes empezaron a dispararse, y en pocos días sus patrones soviéticos y japoneses habían enviado grandes contingentes militares, lo que derivó inmediatamente en una lucha, que condujo a una guerra a gran escala que duró hasta septiembre. La creciente presencia japonesa en el Lejano Oriente, fue vista por la Unión Soviética como una amenaza estratégica importante, y los soviéticos temían tener que luchar en una guerra de dos frentes, lo que fue una de las principales razones para el Pacto Ribbentrop-Mólotov con los nazis. Al final, los japoneses fueron derrotados decisivamente por los soviéticos bajo el mando del general Georgi Zhúkov en la Batalla de Khalkhin Gol.
Después de esta batalla, la Unión Soviética y Japón estuvieron en paz hasta 1945. Japón miró entonces hacia el sur para expandir su imperio, lo que condujo a un conflicto con los Estados Unidos por las Filipinas y el control de las líneas de navegación de las Indias Orientales Neerlandesas. La Unión Soviética se enfocó en el oeste, aunque dejó un importante número de tropas para vigilar la frontera con Japón, pero serían retiradas en 1941.




holocausto nazi


En Historia, se identifica desde finales de la década de 1950 con el nombre de Holocausto[1] a lo que técnicamente también se conoce, siguiendo la propia terminología del Estado nazi, como Solución Final (en alemán, Endlösung) de la cuestión judía, esto es, el intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa[2] que culminó con el asesinato de algo más de seis millones de judíos[3] [4] mediante fusilamientos, ahorcamientos, palizas, el uso de gas venenoso, sometimiento de la población interna en los campos de concentración a largos periodos de inanición y extenuación física.
La decisión fue tomada, con bastante probabilidad, entre finales del verano y principios del otoño de 1941[5] y el programa emergió en su plenitud en la primavera de 1942;[6] su arquitecto y organizador administrativo fue Heinrich Himmler.[7]


caracteristicas

  • Los intencionalistas consideran que existió un plan calculado minuciosamente de antemano, destinado desde el principio a dar muerte a todos los judíos que estuviesen en la órbita del Tercer Reich. El plan habría sido esbozado por Hitler desde muchos años antes, y ejecutado en sus diferentes etapas por funcionarios y soldados sumisos al líder una vez obtenido el poder. Algunos historiadores hacen mención a comentarios en privado que hizo Hitler antes incluso de publicar Mein Kampf, que podrían sugerir la matanza masiva de judíos. Públicamente, la única declaración al respecto del partido nazi se encuentra en el programa del partido, adoptado en febrero de 1920: allí se reclamaban leyes antijudías, que les anulara la ciudadanía y les impidiera votar o inmigrar, y expulsara a los judíos llegados con posterioridad a 1914 y se comprometía a castigar con pena de muerte a "usureros y especuladores" y los que cometan "delitos fundamentales contra el Pueblo".
  • Los funcionalistas sostienen, por el contrario, que cuando el partido nazi llegó al poder ninguno de los dirigentes del Tercer Reich tenían una idea clara de cómo actuar con respecto a los judíos. En su opinión, la idea de la liquidación en masa se fue desarrollando sobre la marcha. Los historiadores que defienden esta postura suelen presentar el asesinato en masa como un proceso de "radicalización acumulativa", a partir de iniciativas individuales de funcionarios del partido, del gobierno y del ejército y en las que Hitler tuvo poca intervención directa, limitándose a trazar las líneas generales sobre el "peligro" que representaban los judíos, pero sin decirles qué hacer para afrontarlo. Eso habría dado lugar a distintas estrategias, a veces incoherentes entre sí, antes de que desembocaran en el exterminio.
En términos generales, la estructura del Holocausto fue la siguiente:
  • Primero, se creó el concepto de judío de acuerdo a unos criterios muy distintos de los utilizados hasta entonces. Una parte de la población europea quedó así marcada como enemiga según el ideario nazi.
  • Segundo, se procedió a desposeer a los ciudadanos marcados de sus derechos de ciudadanía y sus bienes, separándolos así virtualmente del resto de la sociedad.
  • Tercero, se emprendió la separación física de los judíos, con su concentración en guetos o su deportación a otros territorios.
  • El cuarto paso era solucionar definitivamente el problema judío: se pensó inicialmente en deportarlos fuera de Europa y después se optó por su asesinato masivo, fundamentalmente por dos medios: ejecución por unidades militares creadas a tal efecto (en la Unión Soviética ocupada, sobre todo) o ejecución en campos de exterminio también creados al efecto (en el caso de los restantes judíos europeos).
causas de la segunda guerra mundial :
 En primer lugar, la Segunda Guerra Mundial surgió en función del enfrentamiento entre ideologías que amparaban sistemas político—económicos opuestos. A diferencia de la guerra anterior, enmarcada en un solo sistema predominante —el liberalismo capitalista, común a los dos bandos—, en el segundo conflicto mundial se enfrentaron tres ideologías contrarias: el liberalismo democrático, el nazi—fascismo y el comunismo soviético. Estos dos últimos sistemas, no obstante ser contrarios entre sí, tenían en común la organización del Estado fuerte y totalitario y el culto a la personalidad de un líder carismático, características opuestas al liberalismo que postula la democracia como forma de gobierno y la libertad e igualdad de los individuos como forma de sociedad.
En segundo lugar estaban los problemas étnicos que, presentes desde siglos atrás, se fueron haciendo más graves al llevarse a efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de Versalles, que afectaron negativamente sobre todo a Alemania y a Austria —naciones pobladas por germanos— y redujeron de manera considerable sus territorios.
Este hecho fue determinante para difundir en esos pueblos el sentimiento de superioridad de la raza germana —identificada por Adolfo Hitler como “raza aria” de acuerdo con una idea desarrollada en la filosofía alemana del siglo XIX— frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la economía capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían dividido a los pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.
Por otra parte, la insistencia de Hitler por evitar el cumplimiento del Tratado de Versalles provocó diferentes reacciones entre los países vencedores: Francia, que temía una nueva agresión de Alemania, quería evitar a toda costa que resurgiera el poderío bélico de la nación vecina. En cambio, el gobierno británico y el de Estados Unidos subestimaban el peligro que el rearme alemán representaba para la seguridad colectiva; consideraban que el Tratado de Versalles había sido demasiado injusto, y veían con simpatía la tendencia anticomunista adoptada por la Alemania nazi, porque podría significar una barrera capaz de detener el expansionismo soviético hacia Europa, calificado entonces por las democracias occidentales como un peligro mayor y mucho más grave que el propio nazismo. A causa de ese temor al comunismo, el gobierno británico adoptó una política de “apaciguamiento” respecto al expansionismo alemán, bajo la idea de que al hacer concesiones a Hitler podría evitarse una  nueva guerra y se obtendría, además, su colaboración contra el peligro soviético.
En tercer lugar, en la década de los años treinta la situación del mundo era muy distinta a la de 1914. Aparte de los trastornos ocasionados por la crisis económica iniciada en Estados Unidos, aún persistían los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial, que había producido una enorme transformación en todos los ámbitos de la vida humana y originado grandes crisis en prácticamente todos los países de la Tierra. Además, la secuela de tensiones internacionales que ese conflicto produjo, preparaban el camino para una nueva guerra, no obstante los intentos de la Sociedad de Naciones por evitarla. Por esta razón, puede decirse que la Segunda Guerra Mundial se originó directamente de la Primera; de ahí que ambos conflictos, enlazados por el periodo de entreguerras, constituyan lo que se considera como la “Segunda Guerra de los Treinta Años” en la historia moderna de la humanidad.
A semejanza de la Primera Guerra Mundial, la Segunda se presenta en dos fases:
a) desde 1939 a 1941 cuando se desarrolla fundamentalmente en Europa y muestra una orientación favorable a las potencias del Eje;

b) desde 1942 a 1945, cuando la guerra adquiere dimensiones mundiales y paulatinamente pasa a ser favorables a los países aliados encabezados por Gran Bretaña, EE.UU. y URSS.

Adolf  Hitler :
triunfos iniciales en la segunda guerra mundial 

El 12 de marzo de 1938, Hitler presionó a Austria para la unificación con Alemania (el Anschluss) e hizo una entrada triunfal en Viena el 14 de marzo. A ello le siguió la intensificación de la Crisis de los Sudetes, en la zona de habla alemana de Checoslovaquia conocida como Sudetes; Esto condujo al Acuerdo de Múnich de septiembre de 1938, que autorizó a la anexión y ocupación militar inmediata de estos distritos por parte de Alemania. Como resultado de la cumbre, la revista TIME proclamó a Hitler Hombre del Año de 1938. El Primer Ministro británico, Neville Chamberlain, saludó este acuerdo como la «paz en nuestro tiempo», pero al dar forma a las exigencias militares de Hitler, Gran Bretaña Y Francia también abandonaron Checoslovaquia a Hitler. Hitler ordenó al ejército alemán entrar en Praga el 15 de marzo de 1939, tomando el Castillo de Praga y de Bohemia y proclamando un protectorado alemán en Moravia.
Hitler saluda a las tropas alemanas que se dirigen a Polonia.
Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la Ciudad libre de Dánzig y el corredor polaco (la Crisis de Danzig), que fue cedida por Alemania en virtud del Tratado de Versalles. Gran Bretaña no había podido llegar a un acuerdo con la Unión Soviética para una alianza contra Alemania, y, el 23 de agosto de 1939, Hitler firma a un pacto secreto de no agresión (el Pacto Molotov-Ribbentrop) con Stalin en el que se acordó la probable partición de Polonia entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. El 1 de septiembre, Alemania invadió la parte occidental de Polonia. Después de haber garantizado la asistencia a Polonia, Gran Bretaña y Francia declaran la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no actúan de inmediato. No mucho después de esto, el 17 de septiembre, las fuerzas soviéticas invadieron Polonia oriental.
Durante esta guerra, Hitler reconstruye sus fuerzas. En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista de los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de victorias persuaden a su principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra al lado de Hitler en mayo de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas habían derrotado en Francia a los evacuados de la ciudad costera de Dunkerque, continuaron luchando junto a las fuerzas canadienses en la batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz sistemáticamente rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido por Winston Churchill, Hitler ordena los bombardeos sobre las Islas Británicas, dando lugar a la Batalla de Gran Bretaña, un preludio de la ya prevista invasión alemana. Los ataques comenzaron a golpear por las bases de la Real Fuerza Aérea y la protección de las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin embargo, la Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea a finales de octubre de 1940. La superioridad aérea para la invasión, denominada Operación Sealion, no estaba asegurada, y Hitler ordenó diversos bombardeos que se llevarían a cabo en ciudades británicas, incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría por la noche.

La caída

El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que Hitler había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación Barbarroja, cuya duración se estimaba en unos pocos meses, incautó grandes cantidades de territorio, incluidos los Estados Bálticos, Bielorrusia, y Ucrania. También rodearon y destruyeron muchas fuerzas soviéticas. Pero los alemanes debido al retraso de cuatro meses por las operaciones en Grecia y Yugoslavia, no consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941, en lo que también influyó la llegada anticipada del invierno ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el más duro en 50 años), todo ello unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas siberianas del entonces general Zhukov especialmente adaptadas a las condiciones extremas . La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler quería.
Hitler dando un discurso en contra de Roosevelt, 11 de diciembre de 1941.
Hitler firmó la declaración de guerra contra los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1941, cuatro días después del ataque del Imperio del Japón a Pearl Harbor, Hawái, muchos historiadores y revisionistas consideran este paso un grave error táctico y político, pues logra así en su contra, una coalición que incluía el imperio más grande del mundo (el Imperio británico), el más grande del mundo industrial y financiero (los Estados Unidos), y el ejército más grande del mundo (la Unión Soviética).
A finales de 1942, las fuerzas alemanas fueron derrotadas en la Segunda Batalla de El Alamein, frustrando los planes de Hitler para aprovechar el Canal de Suez y el Oriente Medio. En febrero de 1943, la titánica batalla de Stalingrado acabó con el cerco y la destrucción del 6 º Ejército alemán. Poco después llegó la gigantesca Batalla de Kursk (1.300.000 soviéticos, 3.600 tanques, 20.000 piezas de artillería y 2.400 aviones, frente a 900.000 alemanes, 2.700 tanques, 2.000 aviones).
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los rusos comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas extenuadas y la situación económica interna en Alemania se deterioró.
Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky) ,en 1943, el aliado de Hitler, Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los Aliados. A lo largo de 1943 y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a los ejércitos de Hitler a retroceder a lo largo del Frente Oriental. El 6 de junio de 1944, los ejércitos occidentales aliados desembarcaron en el norte de Francia en lo que fue la operación anfibia más grande jamás realizada, la Operación Overlord.
Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a cabo el atentado del 20 de julio.
En el ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y algunos oficiales dibujan un plan para deponer a Hitler del poder. En julio de 1944, uno de ellos, el ex-oficial de observación de artillería del mariscal Erwin Rommel, Claus von Stauffenberg coloca una bomba plantada en uno de los cuarteles generales de Hitler, la Wolfsschanze (La Guarida del Lobo), en Rastenburg, pero sin conseguir acabar con Hitler, este intento es uno de los atentados contra Hitler que estuvo más cerca de tener éxito.
Éste ordenó salvajes represalias, y una persecución implacable por parte de las SS, lo que resultó en la ejecución de más de 4.900 personas, a veces por inanición en régimen de aislamiento seguido por estrangulación lenta. El principal movimiento de resistencia fue destruido, aunque pequeños grupos aislados siguieron funcionando. La lista de personajes que cayeron es extensa y se puede citar a Wilhem Canaris, Friedrich Fromm y Erwin Rommel, entre otros.
El atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 le dejó secuelas progresivas que lentamente fueron afectando su raciocinio, desenvolvimiento y dominio de la situación.
Hitler también experimentó un deterioro de la salud. Su mano izquierda temblaba; el biógrafo Ian Kershaw y otros creen que puede haber sufrido de la enfermedad de Parkinson. También se ha sospechado, por alguno de los síntomas, que pudo haber padecido sífilis, aunque las evidencias en favor de ello son mínimas.
 

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